Junio es un mes frenético en AFS. En realidad, nuestra actividad no cesa en ningún momento a lo largo del año. Sin embargo, este mes condensa una gran variedad de eventos, actividades y acontecimientos: regresan nuestros estudiantes tras haber vivido un año en otro país y haberse atrevido a experimentar la aventura de sus vidas (crear nuevas amistades, descubrir nuevas formas de vida, aprender nuevos idiomas y maneras de comunicarse…); pero también es el mes en el que toca decir adiós a nuestros participantes internacionales.

Casi 100 chicos y chicas de más de 20 países diferentes han convivido este curso con una familia de nuestro país que ha decidido abrir las puertas de su hogar para vivir una aventura no menos excitante: descubrir desde el propio hogar que también se pueden tener hijos y hermanas que hayan nacido a miles de kilómetros de distancia. Que aunque se marchen ahora, tras meses intensos de compartir momentos, de aprendizajes recíprocos; la relación no solo se mantiene sino que incluso puede hacerse más fuerte y estrecha con el tiempo, incluso a la distancia.

¡Muchas gracias!

Hazte familia anfitriona
Tuna, de Tailandia, con su familia anfitriona en la despedida del pasado sábado en Madrid

Por eso, una vez más en AFS queremos agradecer la confianza de todas las familias que se han atrevido a convertirse en Familias Globales AFS. Queremos agradecer que hayáis optado por nuestros programas. Y queremos agradecer que hayáis hecho posible una nueva generación de experiencias, una nueva generación de jóvenes que formarán parte de la ciudadanía global.

Pero también os queremos felicitar por vuestra valentía. No son tiempos sencillos y, aún así, continuamos encontrando a personas que comparten los valores y la misión de AFS. Sin duda, todas las personas que os habéis acercado durante este año y participado de una manera u otra en nuestros programas sois un gran ejemplo de compromiso, de solidaridad y de transmisión de valores de paz.

Vuestra participación en un programa en este curso hace posible que permitamos pasar el relevo a una nueva generación el curso que viene.

¡Merece la pena!

Si estás pensando en unirte a la aventura, ánimo, sabemos que no es sencillo, pero puede ser muy gratificante. Eudoxia, AFSer en Estados Unidos en los años 80 y que este año ha sidol, por primera vez, madre anfitriona nos cuenta lo siguiente: “Ser familia anfitriona te ayuda a conocer mejor a tu propia familia, sales de la rutina, abres los ojos o te los abren con pequeñas cosas que por cotidianas pasan desapercibidas y reaprendes, y desarrollas una escucha activa diaria para enseñar y comprender todo de tu nuevo hijo, de tu nueva hermana… Y así es cuando te das cuenta de que realmente no hay fronteras, sólo las que nos ponemos o creamos mental o físicamente.

Eudoxia (segunda por la derecha) con su hermana anfitriona de Estados Unidos, su hija Macarena y su hija anfitriona Isabela, de la República Checa

A los que se lo estén pensando, ¡decidiros! ¡animaros! ¡no os arrepentiréis! y si os preguntáis, ¿cómo será? os diría, permitiros el gustazo de descubrirlo, y no, todo esto no es fácil, hay días malos, buenos y mejores, porque evidentemente supone renuncias, pero totalmente salvables.

Yo, durante este año, he cerrado el círculo AFS, un círculo que comenzó hace 35 años: he sido estudiante, familia anfitriona, y pronto seré madre de estudiante de envío. Estoy muy orgullosa de abrir dos nuevos círculos, el de Isabela y su familia en Chequia, y el de mi hija que viajará a Estados Unidos en unas semanas, y todo gracias a la generosidad y esfuerzo de muchos que acompañan y ponen mucha ilusión día a día porque ¡merece la pena!”