Hoy, 23 de septiembre se celebra el día Internacional del lenguaje de señas, ya que en esa fecha de 1951 se fundó la Federación Mundial de Sordos. La lengua de signos (como sistema normativizado y difundido ampliamente entre la sociedad) es un lenguaje relativamente moderno: se podría datar su nacimiento en el siglo XVII, cuando Charles-Michel de l’Épée instauró en la Francia ilustrada la  primera escuela gratuita para sordos. Fue a través del encuentro fortuito con dos hermanas sordas que empleaban un complejo lenguaje de signos, de l’Épée aprendió y difundió un sistema de signos entre la comunidad sorda de Francia que acabó por convertirse en el germen del actual Lenguaje de Signos Francés.

No obstante, la comunicación a través de signos es muy anterior. Hasta tal punto que diversos estudios científicos consideran que las comunidades prehistóricas se comunicaron antes con estos sistemas de signos que a través de la oralidad. Y tiene todo el sentido del mundo, ya que algunos primates han sido capaces de aprender el lenguaje de signos (como es el caso de la gorila Koko o algunos chimpancés), mientras que no fue hasta la aparición del homo ergaster cuando los primeros homínidos fueron capaces de desarrollar un lenguaje articulado.

Primeras sociedades conocidas en emplear un lenguaje de signos

Las primeras sociedades conocidas en utilizar un lenguaje de signos fueron comunidades indígenas de las Grandes Llanuras de América del Norte, quienes usaban una lengua de señas para comunicarse entre diferentes etnias con lenguas muy diferentes. 

Niños sordos interpretando el himno nacional estadounidense en Cincinnati.
Niños sordos interpretando el himno nacional estadounidense en Cincinnati.

Auque  el caso más curioso es la comunidad colona de la isla de Martha’s Vinyard (al sur del Cabo Cod, en Massachussets); debido a un gen recesivo, un alto porcentaje de la población procedente de Inglaterra en esta isla adolecía de sordera, motivo por el que desarrollaron un complejo lenguaje de signos que emplearon hasta mediados del siglo XX.

La investigadora Nora Groce calcula que a finales del siglo XIX, 1 de cada 155 habitantes de Vinyard nacía sordo (un 0,7%), casi veinte veces la tasa del país en su conjunto.  De hecho, en algunas localidades de la isla, la tasa de personas con sordera aumentaba hasta a uno de cada veinticinco residentes en Chilmark; y en una de sus vecindades la proporción era de uno de cada cuatro, ¡el 25% de la población!

Hacia la normativización de la lengua de signos

En el siglo XVI; varias ordenes monacales practicaban el voto de silencio entre sus integrantes. Esto provocó que comenzaran a comunicarse mediante signos manuales. Los monjes empleaban un alfabeto manual basado en las lenguas de señas monásticas.

Pero fue el monje burgalés Pedro Ponce de León, el primero en enseñar a niños sordos ya en 1550, en una época donde la mayoría pensaba que las personas sordas eran incapaces de razonar o aprender (el propio Aristóteles sostenía esta teoría). Ponce de León (que tiene una estutua dedicada en los Jardines del Buen Retiro de Madrid), aunque no inventó un lenguaje de signos formal como los que conocemos hoy en día (como la lengua de signos española o el ASL), sí utilizó una forma rudimentaria de comunicación gestual junto con métodos orales y escritos.

El trabajo realizado con jóvenes sordomudos por Ponce de León sirvió de inspiración para el trabajo de futuros pioneros del lenguaje de signos, como fue el caso de Juan Pablo Bonet, el cual publicó el libro Reducción de las letras y arte para enseñar a hablar a los mudos, donde por primera vez se imprimió un alfabeto manual completo. Este alfabeto fue tan influyente que sirvió de base para los alfabetos manuales usados en lenguas de signos modernas, como la Lengua de Signos Española (LSE) y otras variantes europeas.

Abecedario de signos Juan Pablo Bonet

A raíz de esto, la Lengua de Signos Española (LSE) y la Lengua de Signos Francesa (LSF) han sido el germen de muchas de las lenguas de signos más utilizadas del mundo, como la Lengua de Signos Americana (LSA), la más empleada por la comunidad sorda alrededor de todo el mundo, no solamente en Estados Unidos.

Lenguaje de signos alrededor del mundo
Lenguaje de signos alrededor del mundo

La Federación Mundial de Personas Sordas (WFD) señala que hay más de 200 sistemas de lenguas de signos en el mundo, 29 de ellas en países que tienen el español como lengua oficial. Es más, en España no existe una única lengua de signos para toda la comunidad sorda, sino que, como sucede con las lenguas orales, también existe una Lengua de Signos Catalana; y aunque no reconocida a nivel estatal, también una Lengua de Signos Valenciana, así como diferentes organismos autonómicos como el Euskal Gorrak en el País Vasco.

Algunas películas sobre discapacidad auditiva

Deliverance, película sobre Helen Heller
Deliverance, película sobre Helen Heller

 

En las primeras décadas de invento, todas las películas estaban adaptadas a las personas sordas, todavía no se había encontrado la forma de sincronizar imagen y sonido: era la época del cine mudo. Sin embargo, ya en estos años se hicieron algunas películas protagonizadas por personajes con algún tipo de discapacidad auditiva, tal es el caso de Deliverance (1919) película protagonizada por la célebre sordomuda y ciega Helen Keller y su instructora Anne Sullivan. Aunque esta película biográfica que podéis ver de forma íntegra en el enlace de más abajo, es mucho menos conocida que otro biopic, centrado en las primeras  semanas de relación entre la pequeña Hellen y la teacher Sullivan, que aquí se conoció como El milagro de Ana Sullivan (The Miracle Worker, 1962) y que fue dirigida por el maestro Arthur Penn.

El milagro de Ana Sullivan (1962)

Cartel de The Miracle Worker
Cartel de The Miracle Worker

Anne Bancroft en el papel de la maestra Anne Sullivan, Patty Duke en el de la pobre Helen (sorda y ciega desde los diecisiete meses de edad); ambas ganaron el Óscar a mejor actriz y mejor actriz de reparto respectivamente (única forma de que ambas ganaran, pero la película es, básicamente, la actuación de ambas por igual).

Arthur Penn dirige con maestría las primeras semanas de relación e interminables sesiones pedagógicas (y violentas disputas, como se puede apreciar en su expresionista afiche -izquierda-) entre Sullivan y Keller (que por entonces tendría unos siete años y estaba completamente mimada y, consecuentemente, asalvajada). Con el tiempo, Anne, que en su niñez también sufrió una discapacidad (visual en su caso), no solo enseñó a Helen un lenguaje de signos similar al de Juan Pablo Bonet a través del tacto, sino que la enseñó a leer y escribir en braile e incluso a hablar (Helen era capaz de leer labios palpando con sus manos los belfos del hablante).

La película está basada en la obra teatral de William Gibson (adaptada el cine por él mismo), por la que ya había ganado el Premio Tony (además, Anne Bancroft y Patty Duke ya habían interpretado a Sullivan y Keller sobre los escenarios)

Belinda (1948)

Pero casi 15 años antes de la genial El milagro de Ana Sullivan, el director Jean Negulesco nos regaló otra fantástica película: Johnny Belinda en el idioma original y simplemente Belinda en España. Un certero melodrama que presenta a las personas sordomudas, en este caso, la protagonista Belinda, como discapacitadas mentales a causa de su discapacidad sensorial.

Fotograma de Belinda, película de Jean Negulescu
Fotograma de Belinda, película de Jean Negulescu

La suerte de la humilde granjera Belinda cambia con la llegada al pueblo de un doctor joven, que valiéndose del sistema ideado siglos atrás por Charles-Michel de l’Épée, enseña a Belinda a comprender a los que le rodean y a hacerse entender. La película presenta, quizás, más giros trágicos de los convenidos, pero, de todas maneras, le valió para cosechar 12 candidaturas a los Premios de la Academia y el Óscar a Mejor Actriz Protagonista para Jane Wyman (la que posteriormente daría vida a la icónica Angela Channing en Falcon Crest).

Hijos de un dios menor (1986)

Esta película supuso todo un hito en la historia del cine (sonoro), ya que fue la primera vez que un intérprete con discapacidad auditiva ganaba un premio de la Academia: hablamos de Marlee Matlin y su Óscar a Mejor Actriz. 

Hijos de un dios menor (Children of a Lesser God), dirigida por Randa Haines, narra la vida dentro de un colegio para jóvenes sordos, y el enamoramiento de su protagonista, el profesor James (William Hurt) con la empleada Sarah (la propia Marlee Matlin); un melodrama eficaz que, además de otorgar la estatuilla a Matlin, obtuvo otras cinco nominaciones, incluyendo la de Óscar a Mejor Película.

CODA (2021)

En 2021, y contra todo pronóstico, ganó el Óscar un remake de una comedia dramática francesa de título La familia Bélier (Eric Lartigau, 2014) . CODA es el acrónimo de Children of Deaf Adults (hijos/as de adultos sordos); y la película cuenta la historia de Ruby, una adolescente de 17 años que es la única persona con audición de una familia de sordos y que, de pronto, desarrolla una fuerte atracción por el canto.

Una feel good movie de las que gustan en Hollywood (ya lo era, aunque con un tono más cómico que melodramático la original La familia Bélier), que la convirtió en una cinta multipremiada frente a otras propuestas quizás más arriesgadas como El poder del perro, Licorice Pizza o Dune. CODA: Los sonidos del silenciotambién supuso la segunda estatuilla de la Academia para un intérprete con sordera en la historia de estos premios: en este caso a Troy Kotsur (Mejor Actor de Reparto en el papel de padre); en una cinta donde la madre está interpretada por Marlee Matlin, sí, aquella actriz sorda que ganó el Óscar por Hijos de un dios menor.

Sorda (2025)

La última película protagonizada por una persona con discapacidad auditiva en causar furor ha sido Sorda, ópera prima de la directora murciana Eva LibertadSorda, gran ganadora de la última edición del Festival de Málaga (Mejor Película, mejor actriz, mejor actor y Premio del Público).

Sorda, de Eva Libertad
Sorda, de Eva Libertad

En esta ocasión, la película trata los problemas de comunicación de pareja entra una mujer con discapacidad auditiva (Miriam Garlo, hermana de la directora y discapacitada auditiva también) y su novio oyente (Álvaro Cervantes) a la hora de afrontar la maternidad. La película está llamada a ser una de las grandes ganadoras también de la próxima edición de los Premios Goya.